Ante los desastres naturales, es prioritaria la protección
Solo 6.5 por ciento de las viviendas en México tiene un seguro de vivienda adquirido voluntariamente
Tres de cada 10 mexicanos están expuestos a huracanes, tormentas u otro desastre natural. Sin embargo, por cada 100 casas menos de 7 tienen un seguro de vivienda voluntario.
México es el país número 23 en el mundo, con riesgo catastrófico alto ante fenómenos de la naturaleza. De acuerdo con cifras de la Asociación Mexicana de Instituciones de Seguros (AMIS), el 41 por ciento del territorio nacional, en donde habita el 31 por ciento de la población, está expuesto a huracanes, tormentas, terremotos y erupciones volcánicas, mientras que el 30 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) es vulnerable a tres o más riesgos naturales y el 71 por ciento a dos fenómenos de la naturaleza.
Desde Alvin hasta Zelda en el Océano Pacífico y desde Andrea hasta Wendy en el Atlántico, se estiman entre 19 y 14 eventos –tormentas, huracanes o ciclones– respectivamente en cada región para esta temporada que terminará el 30 de noviembre. Aunque no necesariamente se cumplirán en su totalidad, hay datos para esperar al menos nueve moderados y cinco intensos de categoría 3, 4 y 5, según la Dirección de Meteorología de la Secretaría de Marina (SEMAR).
“México tiene la colección de todos los desastres, tanto huracanes como inundaciones, erupciones volcánicas, terremotos, y el nivel de penetración del seguro es bajo; el seis y medio por ciento de las casas tienen un seguro voluntario y el 20 por ciento tienen un seguro ligado a una hipoteca”, señaló Recaredo Arias, presidente de la Federación Mundial de Asociaciones de Seguros (GFIA por sus siglas en inglés), en el marco de la 29 Convención de Aseguradores AMIS.
Si bien estas cifras contrastan con el 15 por ciento de las compañías pequeñas y el 50 por ciento de las empresas medianas y grandes que cuentan con la protección de un seguro, “es claro que hay trabajo pendiente para lograr mayor conciencia sobre los riesgos y los instrumentos financieros que pueden brindar mayor seguridad en caso de un desastre natural, cuyos impactos podrían tomar una generación entera para subsanarlos”, comentó Leonardo Fantini, titular de propiedad y riesgos especializados de AIG Seguros México.
En 2018, los daños catastróficos por fenómenos naturales costaron al sector asegurador en México, un estimado de 11 mil 386 millones de pesos, El 40 por ciento fue para los daños causados por riesgos hidrometeorológicos, informó la AMIS.
Desastres naturales, los mayores riesgos para la economía mundial
El Banco Mundial ha calculado que los desastres empujan a la pobreza a 26 millones de personas cada año, por lo que los ubica entre los principales contribuidores para perpetuar la pobreza en los países de ingreso medio y bajo; de ahí que incluyera la reducción de pérdidas por desastres como un tema fundamental en la Agenda para el Desarrollo Sustentable hacia el 2030.
Por su parte, la Oficina de Naciones Unidas para la Reducción del Riesgo de Desastres (UNDRR) ha señalado que, del total de pérdidas económicas directas estimadas por los desastres naturales, las relacionadas al clima aumentaron entre 1998 y 2017 fueron de 2.24 billones de dólares estadounidenses, o el 77 por ciento del total. Veinte años atrás, de 1978 a 1997, las pérdidas por daños climáticos fueron de 895 mil millones de dólares, el 68 por ciento del total, lo que habla de un incremento de 151 por ciento entre ambos periodos.
Prevención y resiliencia
“Hoy en día el nivel de desarrollo de la industria aseguradora permite contar en el mercado con un extenso portafolios de productos de protección contra desastres naturales, tanto para casas habitación como para negocios, fábricas, grandes plantas industriales e incluso gobiernos, debido a la relevancia que cobra la protección de los seguros para la estabilidad financiera de las familias, organizaciones y países”, explicó Leonardo Fantini.
El ejecutivo de AIG recomendó un diagnóstico de riesgos profesional y a profundidad como una de las mejores medidas para mitigar los costos económicos en caso de afectación por algún desastre de la naturaleza.
“Prevenir riesgos encamina a una sociedad a ser más resiliente. Personas y empresas deben tomar acciones para conocer a qué riesgos están expuestos, considerando factores como la región, tipo de suelo, clima, tipo de construcción, etc., para entonces hacerse del seguro que más se adapte a sus necesidades y circunstancias”, finalizó.