Regreso a clases, vuelve la emoción, pero también el estrés
En este como en todos los regresos a clases todos los niños y niñas así como sus padres enfrentan un cambio de rutina que puede ser estresante.
Muchos enfrentarán por primera vez o como muchas veces la emoción, incertidumbre, temor o alegría de ir a la escuela y aunque este suceso se repite después de cada temporada de vacaciones, no deja de ser muy, pero muy emocionante pero también en muchos provoca situaciones de estrés y ansiedad que se manifiestan con miedo, inseguridad o mucha tensión que pueden afectar la salud y el futuro rendimiento escolar.
Por ello, en este regreso a clases debemos prepararlos y tomar en cuenta que los primeros días, siempre son decisivos para su desempeño escolar durante todo el año.
El regreso a clases implica mucha incertidumbre y estrés por varios motivos.
- Si es la primera vez que van a la escuela, el temor es total, sobre todo por la separación de los padres, la incertidumbre de un “supuesto abandono”, el desconocimiento de lo que es un sistema educativo, el conocer a un maestro o maestra que quién sabe cómo será y el enfrentamiento con muchos otros niños y niñas desconocidos. Además mucho de este temor es favorecido por los mismos padres, que queriendo dar una serie de consejos, transmiten en los pequeños el miedo a lo desconocido, sobre todo si a la hora de despedirse, ven lágrimas en los ojos de mamá o papá. - Si regresan a nuevo ciclo escolar, las emociones son enormes, el conocer al nuevo maestro o maestra y pensar en cómo será su relación con ellos y el extrañamiento y recuerdo del profesor anterior aunque la relación no haya sido del todo buena o el temor, si ella no fue tan cordial como debiera. - El conocer nuevos amigos o el reencuentro con los anteriores también les causa ansiedad sobre todo si alguna vez tuvieron alguna dificultad con alguno de ellos, motivo por el cual los padres deben estar muy pendientes, sobre todo si se trata de relaciones violentas con grupitos ya formados. El Bullying es un problema real, existente en las escuelas, y todo padre o madre deben hablar con sus hijos sobre él y la forma de evitarlo, fomentarles confianza para que les platiquen lo que sucede con los compañeros y estar pendientes de cualquier cambio, señal o reacción de temor.
- La emoción de estrenar mochilas, uniformes, libros y todo tipo de útiles escolares que presumirán a los demás, es parte de la ansiedad, la competencia por artículos de marca o de moda, puede etiquetarlos desde el inicio a clases. Lo importante es enseñarles que cada quien es diferente y que no todos tienen las mismas posibilidades materiales, que pueden reutilizar lo que tienen y ahorrar lo más que se pueda, para ocupar el dinero en otras cosas y que lo importante al ir a la escuela es aprender a ser mejores personas y a preparar su futuro. - El temor a la disciplina, que de alguna forma se rompe durante las vacaciones y que acarrea presiones a todos los familiares. El dormir a buena hora, comer bien en horarios establecidos, dar tiempo para un buen desayuno, que es el alimento más importante para ellos durante el día, establecer horarios para hacer deporte, divertirse, jugar y estudiar. - La frecuente aversión a las tareas escolares, que no deberían ser excesivas, pero eso lo definen los maestros y no los padres, así que lo importante es dar el tiempo necesario y enseñarles a buscar información que les permita ampliar el conocimiento adquirido en la escuela. Los padres deben dejar que sean sus hijos los que hacen la tarea y solamente ayudarlos cuando ellos no necesiten. - La presión en la escuela, la casa, las clases especiales y el control del tiempo minuto a minuto es muy importante, considerando que vivimos épocas muy estresantes.
Y para que todo marche bien, sugerimos lo siguiente:
- Platicar con ellos sobre la importancia del regreso a la escuela y determinar con ellos lo que se espera de este año y cómo piensan lograrlo. -Plantear el regreso a clases como algo positivo y muy importante. - Escuchar sus temores, dudas, intereses y expectativas con mucha atención y orientarlas respetuosamente en todo momento. - Establecer y respetar los horarios para levantarse, dormirse, alimentarse, tomar clases especiales, hacer tareas y jugar o entretenerse. - Responsabilizarlos sobre el cuidado de sus útiles escolares, el arreglo diario de sus uniformes o ropa de escuela, así como de la solución de sus tareas escolares para evitar el desorden que es causante muchos problemas y tensiones familiares. - Supervisar bien su desayuno que es el principal alimento que les permitirá concentrarse y aprender bien durante toda la mañana. Con frecuencia es importante incluir un complemento alimenticio para el recreo, para que no les falten todas las vitaminas y minerales esenciales para su adecuado crecimiento y desarrollo. - Estar pendientes de todos los cambios posibles de conducta o actitud que puedan ser manifestaciones de algún problema no resuelto en la escuela o en su vida personal. Tener en cuenta que los problemas para ellos son tan grandes e importantes, como lo son los nuestros. - Tener todo listo para que las prisas no sean otro motivo de estrés, salir a tiempo para evitar el tráfico y mostrarse contentos en todo momento.
- Es importante checar bien la vista y el oído de los niños, un examen determinará si necesitan alguna ayuda como lentes o aparatos auditivos, así como el que el maestro los siente en lugares donde puedan ver y escuchar mejor. Muchas veces son estos problemas los causantes de un deficiente aprendizaje. Vigilar que tengan todas sus vacunas, también es importante y que no tengan problemas musculo esqueléticos, sobre todo en espalda o pies y evitar que carguen exceso de peso en sus mochilas, elegir la que no dañe tanto su espalda.
Pero también durante el año escolar hay que vigilar conductas que nos pueden indicar que los niños y niñas no se encuentran bien en la escuela, como:
Llorar todos los días al entrar a ella.
Orinarse cuando ya han logrado controlar este reflejo.
Simular o presentar dolor de estómago, cabeza, náuseas y otros todos los días.
Sentirlos desmotivados y tristes cada vez que salen de la escuela.
Quejarse continuamente ante los padres sobre la conducta de maestros o compañeros.
Presentar algún signo de violencia o golpe.
Detectar baja de calificaciones sin motivo aparente.
Ante estas señales es importante:
- Escuchar a los niños y niñas, atender a sus quejas y darles credibilidad hasta que se demuestre lo contrario.
- Vigilar que los hijos e hijas no apliquen o sean víctimas de bullying. - Hablar con maestros y directores y comentar los cambios de conducta inesperados. - Denunciar cualquier hecho de violencia. - Ayudarlos y orientarlos en sus requerimientos. - Comentar con los maestros si se piensa que las tareas son excesivas. - Estimularlos y felicitarlos ante sus éxitos y orientar sus fracasos y errores para que aprendan de ellos.
Hay que recordar que serán muchos los años que los niños estarán en la escuela y que esa debe ser una etapa de aprendizaje saludable y placentero y no de angustia y temor.
Todos los niños y niñas independientemente de sus capacidades, logros, fracasos y habilidades, tienen derecho a ser felices, a aprender y a ser respetados por maestros, compañeros, personal educativo y sobre todo por sus padres. De una estancia feliz en el escuela, dependerá mucho su futuro social, emocional, profesional y físico.
¡Feliz regreso a clases para padres e hijos!