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Embarazo, estado “ideal” para favorecer obesidad en las mujeres

Durante el embarazo se come más y necesariamente lo mejor.

Lejos del cariño y buenas intenciones que conllevan los cuidados, apapachos y mimos para las mujeres en estado de gravidez, el embarazo puede resultar el “mejor pretexto” para fomentar el sobrepeso y obesidad en las mujeres, advierten especialistas. La Psicóloga Alejandra González Roca, directora de Clínica Nemi, (especializada en Nutrición, Sobrepeso y Metabolismo), explica la relación existente, real y equivocada, entre el embarazo y una ingesta descontrolada de alimentos. “Cuando una mujer se embaraza en automático se activa un ‘permiso social’ que le autoriza comer de todo lo que quiera y cuando quiera porque ahora ‘está comiendo por dos’. Peor aún. Este ‘permiso’ no sólo es bien visto sino que además es fomentado por sus familiares al cumplirle todos los ‘antojos’, antojos que, por cierto, no tienen evidencia científica alguna que sean generados por el embarazo”. Lo que sucede con los antojos es que, durante el embarazo, estos son sólo una extensión de los malos hábitos alimenticios que ya se tenían antes de embarazarse pero que ahora son plenamente justificados por la complicidad y el cariño que la familia le tiene a la futura madre, detalla la especialista. Si bien la madre presenta una respuesta normal de su cuerpo al embarazo con aumento de la glucosa en sangre, lo cual provoca más apetito, se debe vigilar puntualmente el consumo de azúcar pues la ingesta desmedida de dulces, chocolates y golosinas potenciarán los niveles de azúcar en sangre y por lo tanto el apetito será muy fuerte.

Este descontrol en la alimentación puede generar que durante el lapso gestacional se acumule hasta 30 kilos de sobrepeso cuando un embarazo bien cuidado no debe exceder los 10 kilos de incremento. Paralelo a la causa social, del lado fisiológico, durante el embarazo la hormona de crecimiento juega un papel fundamental en el desarrollo del bebé pero al mismo tiempo puede provocar en la madre una mayor creación de células adiposas. Este crecimiento de células adiposas provocará –en la etapa postparto- una resistencia más elevada en el intento de regresar al peso habitual de la madre. De ahí que muchas mujeres, al cabo de ser madres, comienzan a ganar un mayor peso corporal de manera paulatina e ininterrumpida, explica la Dra. Anna Paola Carvallo, Directora Médica de la Cínica Nemi. Por ello, es fundamental el papel del ginecólogo durante el embarazo. “Si un ginecólogo comienza a detectar un incremento de peso desproporcional durante el embarazo (en promedio un kilo por mes), de inmediato debe canalizar a su paciente con un especialista en la materia. No basta con ‘regañar’ a la mamá y decirle que está subiendo mucho de peso. Lo conducente es auxiliarse en un experto que coadyuve a llevar un embarazo en absoluto control médico”, puntualiza la especialista.

En este contexto, el incremento ideal en la alimentación de la futura mamá debe ser de alrededor de 300 calorías. Esto permitirá dotar a la madre y al bebé de los nutrientes necesarios para la correcta alimentación de ambos. “En el embarazo no hay alimentos ni buenos ni malos. No hay alimentos preferentes o prohibitivos para una mujer embarazada. Como en todo organismo, el secreto está en saber combinarlos y tomarlos en sus porciones adecuadas. En el caso de las mujeres embarazadas, éstas deben incrementar su consumo de fibras y proteínas –sin olvidar los azúcares y grasas necesarios-, pero todo bajo la supervisión de un experto que conozca las circunstancias de la futura madre”, concluye Pamela Palacios, nutrióloga de la misma Clínica Nemi.

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